Monday, February 1, 2016

De la Soledad a tus Orillas



Antonio A. Acosta, De la Soledad a tus Orillas, Antología Poética 1985-2012

Comentario:

  Deseo empezar por un poema que desde que lo leí quede impresionado  por el mensaje que lanza. Donde se ve el amor por la patria lejana, el recuerdo de los amigos  idos, y un pensar que quizás no vuelva más:

¡Cuántos amigos ya se hallan ausentes!
¡Cuántos ojos consumidos de distancia
Miran lánguidos la eternidad de los cipreses,
de la soledad a tus orillas.

¡Cuántas lunas han visitado mi desierto!
Y en la iracunda febril de la ponzoña,
¡Cuánta sangre honrada ha naufragado
de la soledad a tus orillas.

    Los versos brotan como el agua del pozo, clara, enérgica. Donde las puras aguas ceden y la poesía brota, y el resplandor de una metáfora,  con su espejismo  verbal. En todos nuestros corazones hay una vena de poeta. Carlyle, dice:…si nuestra descripción es auténticamente musical, no sólo en la palabra, sino en el corazón, en la sustancia, en sus pensamientos y articulaciones, en su concepción entera, entonces será poética, pero nunca de otro modo”.

  El lector tiene en sus manos un verdadero joyero de excelentes poemas que han nacido en la mente de un verdadero poeta, que los escribe con sentimientos de disfrutar al escribirlos.

  En Yo soy de Pinar del Río, él hace un recuento de su tierra vueltabajera, donde nace y se cría. Y de la tierra, como dice: “de miel y de son”, y del campesino “que en desvelo, pero siempre de alegría, quien despierta cada día en alabanzas al cielo”. Es un canto a su tierra, donde nació y se crió, y paso su juventud.  A su Patria añorada y querida.

  En Borom Bom Bo, “Color de bronce y café/ Dorotea la mulata; sí que baila como “e.” /Su cintura se arrebata./ con el ritmo de un bembé./.”  Este poema muestra la llamada poesía negra, y así el lector tiene una idea de lo que corre por estas bellas páginas de poemas de gran calidad.

  En la La Rumba de Estefanía
  “Rompen la noche serena/ acordes madrugadores,/ mientras la rumba morena/ huele a mulata y tambores./ 
“Al vaivén de su cintura/ la rumbera Estefanía/ columpiaba/ su hermosura/ cuando al bailar se movía/.

 Es la sensualidad del cuerpo de Estefanía, que va moviendo su cintura al compás de la música. La mulata símbolo en nuestra patria, de hermosura y sensualidad con su cuerpo  exuberante y sus caderas de fuego.

 “Retumba, tumba, le zumba/ el mover de Estefanía; tumba, retumba, le zumba,/ mañana será otro día.
  
    Actualmente vemos  la tradición y conservación de la poesía con sabor afrocubana por los poetas, en este caso Antonio Acosta, que viven en playas americanas, muy alejados de la tierra materna, por motivos políticos y sociales.  Se ve la transculturación o digamos transferencia cultural de dos civilizaciones distintas. La africana y la europea. Que en contacto carnal, produce un nuevo tipo de poesía “poesía afrocubana”.

Sé Que Volveré:

Quiero sembrar una flor en mi jardín de nostalgia,
y quiero verla crecer y disfrutar su fragancia.
Yo siempre fui jardinero y cultivé mis gardenias
cuando el alba se asomaba en mi cantera de sueños.

  Antonio Acosta, es un creador. Un vate que dice mucho, que va como hemos visto anteriormente en su poema de sabor “Afrocubano”, para expresar en su mente, su honda inspiración, donde la matiza de adornos auténticos. En ‘Sé Que Volveré” este poema se ve su amor por la patria, su nostalgia por ese pedazo de tierra que lo vio nacer. “Quisiera ver florecer azahares en mi huerto. / ¡Cómo recuerdo El Naranjo cuando aquel suelo era nuestro!”. En su mente maravillosa, se presenta el recuerdo de él paisaje de ese jardín florido, que es su Cuba, el recuerdo de sus padres queridos, y de todo aquello que quedó atrás.
  Antonio Acosta, es poeta, ante todo. Un poeta que hace poesía. Escribe sus vivencias de una manera única, inspiradas en experiencias de su vida.


  Se trata de un escritor poeta que se campea por temas diferentes y variados, por eso su poesía tiene una calidad e inspiración extraordinaria. Antonio es un hombre que le gusta compartir sus conocimientos con sus amigos, y en este caso con los amantes de la poesía.



René  León

1 comment:

  1. LOS CAMINOS DEL REGRESO
    Oda patriótica del Prof.Dr. Antonio A. Acosta

    Que se rompan los muros del quebranto,
    que han hecho murallas de atropellos.
    Que abra en luz la senda tenebrosa
    y aparezcan bandadas de palomas
    en señal de paz y de concordia.
    Que la nave del regreso tome prisa
    con la brújula marcando rumbo sur,
    para arribar a las arenas de la ausencia
    sin traidores contaminando sus orillas.
    Que se rompan al fin los paredones
    manchados de sangre de los buenos
    y en la zanja más profunda del subsuelo
    que se entierren los despojos genocidas.
    Que los vientos de otros lares
    no enfermen la sementera,
    con el polen saturado
    de malévolas consignas.
    Y el rojo de mi bandera
    no comparta su dolor
    con la enseña comunista.
    Que el decoro de haga eco
    de San Antonio a Maisí,
    con una sola bandera
    y una estrella solitaria.
    Que se aromen de gardenias
    los caminos del regreso,
    y los odios y rencores
    desaparezcan por siempre
    en la Patria del Silencio.

    Desde su atalaya literaria y personal, a caballo entre New Jersey y New York, el pedagogo, periodista y sobre todo poeta es también Colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y el laureado autor de señeros poemarios tales como Mis poemas de otoño, Imágenes, La inquietud del ala, Dimensión del alba, Raíz de flor y café, García Lorca-genio y voz, Cuba y la dictadura, y Cuando queda el sueño.
    Evocando el ritmo como de marcha del verso del peruano Mariano Melgar en su “Marcha Patriótica” de comienzos del siglo XIX, Antonio A. Acosta tañe una lira muy afín a la del mexicano Manuel Acuña -pretendiente, al mismo tiempo que José Martí, al amor de Rosario de la Peña- en su poema “A la Patria”, y a la del colombiano Harold Alvarado Tenorio en su poema “La Patria”.
    Así, el bardo cuya oda glosamos ha compuesto una exhortación –mas no un lamento-, un llamamiento –sin quebranto, sino con fe inconmovible en el despeje ansiado de los cielos oscuros cernidos sobre la Patria cubana por la Tiranía que la aflige-, enmarcado formalmente en una estructura polimétrica cuyo primer segmento consta de doce versos alternadamente decasílabos, eneasílabos y dodecasílabos, y cuyo segundo segmento lo constituyen dieciséis versos octosílabos de rima libre.
    El resultado deviene el eco actual de la certidumbre expresada por José María Heredia en los versos finales del “Himno del Desterrado”:
    ¡Cuba! al fin te verás libre y pura
    Como el aire de luz que respiras,
    Cual las ondas hirvientes que miras
    De tus playas la arena besar.

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