Sunday, February 1, 2015

Allí me encontrarás





Antonio A Acosta (Cuba)

Cuando  tus amaneceres
se cubran de sombras,
y tu andar se haga
tedioso y vacilento;
en un ¡Ay!
saturado de vivencias;
allí, me encontrarás.

Cuando las hojas
cambien sus matices,
adornando la tierra
de colores;
en el canto armonioso
de un sinsonte;
allí, me encontrarás.

En la ceniza inerte,
dormida en el residuo
de una vela apagada,
y que al contacto sublime
de tus manos de diosa,
se hará lumbre viva,
se hará llamarada;
allí, me encontrarás.

En el recuerdo
de una caricia inocente,
cándida y sincera;
y que un día, despertó
el hambre de tu piel.
En aquel anhelo
que el dogma dejó trunco;
allí, me encontrarás.

En la página doblada
de un viejo libro de poemas,
donde los dos soñamos
un mundo de quimeras;
en una frase prestada
de otro enamorado;
en la incertidumbre
de una espera;
allí, me encontrarás.

En la brisa del mar,
susurrando una canción
lejana;
en el nostálgico
vacío de tu cama,
en  un suspiro que no tuvo
una aceptada explicación;
mirando, sin mirar
por tu ventana;
allí, me encontrarás.

En la humilde sonrisa
de un desconocido;
que sonrió, tal vez
sin intentarlo;
en el afán de un ave
construyendo su nido;
allí, me encontrarás.

En el silencio tenebroso
de una noche sin luna,
busca en la inmensa
bóveda del Cielo
un rayo luminoso;
préndelo en tu pecho,
escóndelo en tu seno
refúgialo en tu lecho;
y allí, allí, me encontrarás.

Mujer

Muchacha en la ventana por Salvador Dali

Aurelio Torrente Iglesias (Cuba)

Mujer que en mi alentar de madrugada,
me colma con rocío de colores;
mujer que en mi jardín, toda hecha flores,
poliniza con besos la mirada.

Mujer que descifró la sublimada
caricia de mi sol en sus albores,
ardiendo con la luz de sus amores
para ser por mi amor ternizada.

Y tú eres la mujer, Eva que un día
asomaste a mi Edén de poesía
como ángel azul de mi conciencia.

Ha sido el cielo quien me dio tu mano,
para amarte de joven y de anciano

como sola mujer de mi existencia. 

Jardín de las delicias


María Eugenia Caseiro (Cuba)



Lo árboles obsesos
sin tomar en cuenta el nubarrón
apostado detrás de las guanábanas
matizaban el jardín que contenía el mar,
el dintel de los veranos,
el hombre sudoroso de las galimatías,
los niños con monedas en los brazos,
Lourdes, las dos Lourdes,
una con zapatos de cristal,

                                             la otra
de chenille y porcelanas…

MOLINERO DEL AZAR


“Diamantes son pedazos de carbón
que persistieron en su trabajo”
     Epígrafes de Forbes

Por: Leonora Acuña de Marmolejo

Muele, muele molinero,
no abandones tu destino:
muele y muele en tu camino,
alcanza el lugar cimero.

Las aspas de tu molino
son las aspas de tus ansias
que te darán las ganancias
al final…¡oh, peregrino!

Muele,muele molinero
mueve, mueve tu molino,
busca, busca tu destino
que gana el que es tesonero.

No te canses, molinero,
molinero del azar;
¡podrás tu estrella alcanzar
si tus aspas son de acero!

No te canses molinero
piensa que el camino es corto;
vé en el resplandor del orto
con la “fe del carbonero.”

Todos somos molineros
en pos de nuestro destino
y molemos el camino
con ansias de marineros.

Si alcanzar quieres la estrella
al final de la jornada,
de amor y paz, haz cruzada
y deja una limpia huella.

¡Haz que tu molino sea
MENSAJERO NAVIDEÑO,
y haz realidad aquel sueño
de Cristo de Galilea!

AMOR TARDÍO

Foto tomado de: Flight of the Soul
José Ángel Buesa (Cuba) (†)

Tardíamente, en el jardín sombrío,
tardíamente entró una mariposa,
transfigurando en alba milagrosa
el deprimente anochecer de estío.

Y, sedienta de miel y de rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última rosa
con la primera ráfaga de frío.

Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión;

pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del día,
qué tarde llegas a mi corazón...

COMO LA PRIMAVERA

Pintura de: EMILE ORLIK
Tomado de:  El Rincón De Mis Desvaríos

Juana de Ibarbourou
(Uruguay) (†)

Como una ala negra tendí mis cabellos
sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor aspiraste,
dicendome luego:
-¿Duermes sobre piedras cubiertas de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
¿ Tu almohada es de trébol? ¿Las tienes tan negras
porque acaso en ella exprimiste un zumo
retinto y espeso de moras silvestres?
¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve!
Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas.
¿Que perfume usas? Y riendo te dije:
-¡Nintuno, ninguno!
Te amo y soy joven, huelo a primavera.
Este olor que sientes es de carne firme,
de mejillas claras y de sangre nueva.
¡Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
las mismas fragancias de la primavera!

BOSQUE DE ROSAS

Tomado de: wendyshat.com

José Martí (Cuba) (†)

Allí despacio te diré mis cuitas,
¡Allí en tu boca escribiré mis versos!—
¡Ven, que la soledad será tu escudo!
Ven, blanca oveja, (*)
Pero, si acaso lloras, en tus manos
Esconderé mi rostro, y con mis lágrimas
Borraré los extraños versos míos,
¿Sufrir tú, a quien yo amo, y ser yo el casco
Brutal, y tú, mi amada, el lirio roto?
No, mi tímida oveja, yo odio el lobo, (*)
Ven, que la soledad será tu escudo. (*)
¡Oh! la sangre del alma, ¿tú la has visto?
Tiene manos y voz, y al que la vierte
Eternamente entre la sombra acusa.
¡Hay crímenes ocultos, y hay cadáveres
De almas, y hay villanos matadores!
Al bosque ven: del roble más erguido
¡Un pilón labremos, y en el pilón
Cuantos engañen a mujer pongamos!

Ésa es la lidia humana: ¡la tremenda
Batalla de los cascos y los lirios!
Pues los hombres soberbios, ¿no son fieras?
¡Bestias y fieras! Mira, aquí te traigo
Mi bestia muerta y mi furor domado.—
Ven, a callar, a murmurar, al ruido
De las hojas de Abril y los nidales.
Deja, oh mi amada, las paredes mudas
De esta casa ahoyada y ven conmigo
No al mar que bate y ruge sino al bosque
De rosas que hay al fondo de la selva.
Allí es buena la vida, porque es libre,—
Y la virtud, por libre, será cierta,
Por libre, mi respeto meritorio.
Ni el amor, si no es libre, da ventura.
¡Oh, gentes ruines, los que en calma gozan
De robados amores! Si es ajeno
El cariño, el placer de respetarlo
Mayor mil veces es que el de su goce;
¡Del buen obrar qué orgullo al pecho queda
Y cómo en dulces lágrimas rebosa,
Y en extrañas palabras, que parecen
Aleteos, no voces! Y ¡qué culpa
La de fingir amor! ¡Pues hay tormento
Como aquél, sin amar, de hablar de amores!

¡Ven, que allí triste iré, pues yo me veo!
¡Ven, que la soledad será tu escudo!
José Martí


(*)   Los versos 4, 10 y 11 en la edición de Ivan A. Schulman no aparecen en la edición de Carlos Javier Morales

El enamorado y la golondrina


Un pobre hombre gemía
por no encontrar una rosa;
lo único que quería
su enamorada hermosa.

Roja tenía que ser
la rosa tan deseada
no de otro parecer;
como exigía la amada.

¡Rosa roja! así gritaba
la aparente enamorada.

Su pesar a toda hora
el hombre ya compartía
con la frágil golondrina
que a visitarlo venía.

El ave tan dulce y tierna
trinaba y desaparecía
para pensar en la ayuda
que al enamorado daría.

Y entonces la golondrina
apretó su corazón
a una rosa con espinas:
cuando la sangre brotó
en gotas de compasión,
la pálida flor de un día
la golondrina tiñó
y su vida se desvaneció.

Aquella mañana aciaga
el buen hombre despertó
y al lado de su almohada
la rosa roja encontró.

Emocionado y ausente
hacia su amada corrió
con sus deseos ardientes.
En otros brazos la encontró.

La rosa palidecía,
sin pensarlo, la arrojó.
El sacrificio de un día
de la pobre golondrina
                                                                 ¡qué pena!




¡de nada sirvió¡


Ileana Fleites-La Salle (Cuba)

Abril 2014

¡DIFERENCIAS!


Blanca M. Segarra (Cuba)

Somos diferentes
en materia y placer.
Tú, muy inteligente,
yo, con armas de mujer.
Tu ejercicio es pensar
y el mío intuir,
por eso en mis sienes
ya oculto las canas.
Yo con las cartas juego
y tú vas y vienes
hoy, después y luego
jugando con las damas...