Cargada de misterios y azucenas
anda y vuela la noche granadina,
besando alegremente cada esquina
y los sueños en paz de las almenas.
Tu embrujo, corno cantos de verbenas,
se fija, con pasión, en la retina
de los frutos que execran la rutina
anclada en las entrañas de las penas.
Oh noches, oh guitarras de colores,
cálido aliento de alas inmortales
que florea mi sangre enamorada
de tu esencia. Oh amor entre primores
aromados por ríos de trigales
bajo un cielo que aguarda a la alborada.
Carlos Benítez Villodres
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