De
nuevo está la guerra
acechando
a los hombres, furiosos y obstinados
y
ellos -piedra encendida-
empuñan
el fusil
y
cabalgan los días, la muerte en cueros vivos.
Cadáveres
en pie abren el paso
mientras
Europa muerde el polvo
y
enmudece de rabia.
Que
sólo basta al hombre un par de heridas
de
algún hermano suyo para llorar con él
y
siembre el corazón con su amargura.
Como
una firme ley
“la
guerra es un insomnio permanente”.
Corre
la sangre, nos empaña la luna.
¡Cuánta
noche de párpados confusos!
En
los bucles del viento
se
trenzan el sudor, la metralla,
el
llanto de los pájaros
y
preñada la tarde va secando
del
alma los jardines.
Un
niño se ha quebrado en el camino,
los
ojos entornados,
desesperadamente
mira al cielo.
Le hace una pregunta.
Isabel
Díez Serrano: de, Marcada por tres fuegos
No comments:
Post a Comment