Por: Isabel Diez Serrano
Yo también como
tú soy prisionera
del Amor al
esposo, tan soñado.
Como tú voy
buscando en el Amado
la razón de
vivir, mi vida entera
la daría por El,
mi carne fuera
“llama viva” que
ardiendo en el costado
consumiera mi
pulso enamorado
y esparciera
cenizas por doquiera.
Milagrosa y
plural me tornaría
como fuente
que nace de la hondura
mensajera y
trigal y, llevaría
las aguas de mi
pozo infatigable
a los hombres
que lloran, “noche oscura”
siendo mi Amor
entonces, perdurable.
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