Isabel ve los giros del torrente,
el mundo que a pedazos se deshace
y nadie dice bien, dice ni hace
para ponerle dique a la corriente.
En el Norte o el Sur, en el poniente
el hombre llora, grita, se desnace,
ve sufrir al hermano que ya nace
sin derechos, sin isla o continente.
Qué daría Isabel si ella pudiera
arreglar el desguace, llevar paz
aquí o allá, donde mejor supiera.
Rompería la tierra con un haz
allí o acá, donde mejor quisiera
quitando a los gobiernos su disfraz.
II
Cómo hablar hoy de paz mientras la hambruna
se
cuelga de los hombros carcomidos
y los
vientres al aire, mal-nutridos
nos
clavan su mortuoria inoportuna?
Y cómo
hablar de paz si ya ninguna
nación
se nos ocupa y, deslucidos
en pateras
nos llegan malheridos
hijos
de Dios para probar fortuna?
La
sangre se nos hiela en cada esquina,
el
corazón vomita pulsaciones
y
cerramos las puertas y balcones.
No es
preciso echar mano de blasones,
todos
tenemos culpa y nos inquina
el mal
sabor de boca adulterina.
inéditos
Isabel Díez Serrano “Vasconcelos
2015”
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