Sobre qué viento de espejos
se derrama el concierto de tus brazos.
En qué bandeja de labios descoyuntas
pájaros de besos y la voz
cala la espesura de la mnésis en tu diente.
En qué puerta estalla el nudillo
de tu lejanía y sobre qué pared
tu sombra se detiene
a vestir los agujeros de la fuga.
Bajo qué ardorosa palmera
se desliza fugaz la esperma de tu aliento
ribeteando con su aroma
el cielo húmedo de tus almohadas.
Hoy alumbro con el cono de tu ausencia
los ojos ambarinos de mi sueño.
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