Hilda Norma Vale
Allí donde la flor cedió su altura
al obstinado cardo y al olvido,
no quiero renegar de lo vivido
ni lo quiero evocar con amargura.
Si aprobé del amor la asignatura
y disfruté el idilio compartido,
fue porque no pensé en haber medido
del cariño del otro, la estatura.
Así viví y así forme mi entorno,
haciendo de la senda una planicie.
Mucho brindé y es poco lo que pido.
Ya no espero ni premio ni retorno.
Para qué exigir tanta superficie,
si todo cabe en un pequeño nido.
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