al cruzarnos en silencio
reproches crueles y ardor
de agravios viejos en tiempo.
Nuestros ojos cual espadas
centelleantes y al acecho.
Yo cuidando que no me hirieras
Tú, la mira puesta en mi pecho.
Estaba en fuga el amor
al cruzarnos en silencio
el tuyo ya sin valor
el mío no tuvo precio
y los reproches y agravios
igual que viejos boletos
no llegaron a mis labios.
¡Para mí son obsoletos!.
*
Blanca M Segarra (MIMI)
3/28/2012