José Ángel Buesa fue un poeta cubano nacido en el año 1910 y fallecido en 1982. Su vocación por la poesía despertó cuando era tan sólo un niño y en pocos años su dedicación a la escritura fue equivalente a la de una persona adulta. Al poco tiempo de haber completado sus estudios secundarios, se mudó a La Habana; allí se unió a las agrupaciones poéticas del momento y comenzó a dar a conocer sus creaciones, recibiendo una respuesta muy positiva por parte de los lectores. La segunda parte de su vida lo vio en un exilio que lo llevó a Europa y acabó en Santo Domingo, donde pasó sus últimos días dictando cátedra en la universidad.
Buesa publicó casi dos decenas de poemarios, entre los que destacan los títulos "La fuga de las horas", "La vejez de Don Juan", "Lamentaciones de Proteo" y "Poemas en la arena". A pesar de que sus obras hayan sido traducidas a varios idiomas, la crítica no siempre ha sido muy bondadosa con Buesa. Sin embargo, la mejor manera de conocer a un poeta es a través de la lectura, y para ello ofrecemos una completa selección de poesías, donde es posible encontrar "Canción del viaje".
CANCIÓN DEL VIAJE
y las iluminadas ventanillas de un tren.
Y aquel tren que partía se llevaba algo mío,
ya no recuerdo cuándo, ya no recuerdo quién.
Pero sí que fue un viaje para toda la vida
y que el último gesto, fue un gesto de desdén,
porque dejó olvidado su amor sin despedida
igual que una maleta tirada en el andén.
Y así, mi amor inútil, con su inútil reproche,
se acurrucó en su olvido, que fue inútil también.
Como esos pueblos tristes, donde llueve de noche,
como esos pueblos tristes, donde no para el tren.
La obra poética de José Angel Buesa, injustamente tratado por algunos críticos (como René Coyra, quien en una antología publicada en Cienfuegos en 2001 le llama “un poeta menor, cursi y fácil) que le han sido inmerecidamente hostiles –achacándole su estilo a veces melifluo y azucarado-, sigue trasladando –tanto leída como declamada- las emociones más profundas del alma y del corazón del ser humano –en “La Canción del Viaje”, en hermosos y elegantes versos alejandrinos con rima consonante-. Que fuera un romántico en pleno siglo XX no capitidisminuye en nada la fuerza y el valor de su estro. El propio Buesa, en el prólogo a su poemario “Babel” (1936), dejó dicho que “Jamás me ha dominado la angustiada preocupación de tener vestidas y peinadas mis Musas a la última moda. Soy poeta, no modisto ni peluquero. Y la emoción sincera nunca será inactual”.
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