Wednesday, March 1, 2017
¡Que en casa de Yewá me esperen siempre!
Con el himen de sal y senos viejos,
revuelto fue con cruces el destino
en la jícara oblonga de la suerte.
¡Hija del viento soy!
Con mi pata de palo soy pirata
de rostro que se escuda tras la máscara
de un retazo de mar rojo y ardiente.
¡Hija del viento soy!
Evocando el poema de mis muertos
lanzan los caracoles su estampida.
¡Qué en casa de Yewá me esperen siempre!
¡Hija del viento soy!
Viajaba con el pié sobre el oráculo,
el viento trajo a mí sus remolinos,
aquel trago de luz y hasta a muerte.
¡Hija del viento soy!
Y yo, con esta cola de semillas
giro en el vendaval de las veletas
que cuelgan de mis uñas y mis dientes.
María Eugenia Caseiro
4 de diciembre del 2011
DANA, ¡OH MI DIOSA TAN AMADA!
Por: Carlos Benítez Villodres
Me haces sentir, oh Dana, tu mirada
de amor en las entrañas de mi cielo
roto por los zarpazos de ese hielo
tan vasto y abismal como la nada.
Tu ternura en mi ser deja marcada
la luz de una esperanza en pleno vuelo
y tu risa deshace el desconsuelo
que transmuta mi vida en madrugada.
Anhelo, como besos sin naufragios,
anidar en tus soles triunfadores
al calor de sus gozos y sarmientos.
Y alejados de todos los presagios
tétricos volarán dos ruiseñores
compartiendo feraces sentimientos.
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