Mercedes Torrens de Garmendía (†)
No me mires;
tengo miedo de tus ojos,
tan ardientes como llamas,
cuando dices que me amas.
No me nombres;
que tu voz halla su eco
aquí dentro de mi pecho.
Ya presiento su dulzura
que me llena de ventura.
No me beses, nada digas,
no sonrías…
Que hay un éxtasis divino en esta hora.
Con tu mano aquí en la mía
sé de sobra que me adoras.
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