Por:
José Ángel Buesa (Cuba)
Aquí, sin ti, ya sé lo que es la muerte,
pero no te lo digo para no entristecerte. Quiero que te sonrías para que siga habiendoclaridad en los días.
Quiero que no se empañe tu mirada,
pues, si no, no habrá estrellas, ni habrá luna, ni nada... |
Y, sobre todo, lo que quiero y quieroes un año que tenga doce meses de enero.
Aquí llueve y no importa, pues la lluvia es tan leve
que al leer esta carta no sentirás que llueve. Pero cierro los ojos y te recuerdo tantoque casi se diría que está lloviendo llanto. |
Thursday, September 1, 2016
Carta de Amor
A una flor
Por: Manuel Acuña
Cuando tu broche apenas se entreabría
para aspirar la dicha y el contento
¿te doblas ya cansada y sin aliento,
te entregas al dolor y a la agonía?
¿No ves, acaso, que esa sombra impía
que ennegrece el azul del firmamento
nube es tan sólo que al soplar el viento,
te dejará de nuevo ver el día?...
¡Resucita y levántate!... Aún no llega
la hora de que en el fondo de tu broche
des cabida al pesar que te doblega.
Injusto para el sol es tu reproche,
que esa sombra que pasa y que te ciega,
es una sombra, pero aún no es la noche.
Para un menú
Por: Manuel Gutiérrez Nájera
Las novias pasadas son copas vacías,
en ellas pusimos un poco de amor;
el néctar tomamos... huyeron los días...
¡Traed otras copas con nuevo licor!
¡Champán son las rubias de cutis de azalea;
borgoña los labios de vivo carmín;
los ojos obscuros son vino de Italia
los verdes y claros son vino del Rhin!
¡Las bocas de grana son húmedas fresas;
las negras pupilas escancian café,
son ojos azules las llamas traviesas
que trémulas corren como almas del té!
¡La copa se apura, la dicha se agota;
de un sorbo tomamos mujer y licor...
Las copas dejemos...; si queda una gota,
que beba el lacayo las heces de amor!
REGRESO
Soy la que te
quiso cual ninguna
Sin importar ni
tiempo ni distancia,
Sin que tú lo
supieras y en fragancia
Acarició tus sueños luna a luna.
No fue hondo tu
amor,
Se opacó el
prisma.
Me causaste un
dolor
¡Ya no soy la
misma!.
Que le vamos
hacer
La vida es muy dura
Hoy al igual que
ayer
Regreso a mi
armadura.
8/14/2016
Blanca M Segarra
EXTASIS
Mercedes Torrens de Garmendía (†)
No me mires;
tengo miedo de tus ojos,
tan ardientes como llamas,
cuando dices que me amas.
No me nombres;
que tu voz halla su eco
aquí dentro de mi pecho.
Ya presiento su dulzura
que me llena de ventura.
No me beses, nada digas,
no sonrías…
Que hay un éxtasis divino en esta hora.
Con tu mano aquí en la mía
sé de sobra que me adoras.
No me mires;
tengo miedo de tus ojos,
tan ardientes como llamas,
cuando dices que me amas.
No me nombres;
que tu voz halla su eco
aquí dentro de mi pecho.
Ya presiento su dulzura
que me llena de ventura.
No me beses, nada digas,
no sonrías…
Que hay un éxtasis divino en esta hora.
Con tu mano aquí en la mía
sé de sobra que me adoras.
DESCONCIERTO
Carmen Hebe Tanco
¿Qué río es éste
que arroya maneras
injuriando a tope?
¿Qué engulle crédito
con la garganta urente?
Es que no somos ya coraje
-cauce ni certeza-
sino, el truculento coma
de un derrotero desecado.
VERSOS PERDIDOS
Néstor Molina
Se me han perdido unos versos
y no los puedo encontrar
Pueden que estén en la mesa
debajo del almohadón
o quizá
algo arrugados
dentro de un libro cualquiera
Tal vez están
detrás del corazón
llorando
escondidos
haciéndome creer
que están perdidos
dentro de un libro cualquiera
Tal vez están
detrás del corazón
llorando
escondidos
haciéndome creer
que están perdidos
VIEJO AMOR
José Angel Buesa (†)
Está
bien que esas nubes de verano
cambien
de formas en su movimiento,
y
no está mal si el niño se hace anciano,
porque
la vida se parece al viento.
No
está bien esa nube sobre el llano,
que
no llueve en el surco polvoriento,
porque
está mal como el que vive en vano,
sin
la ternura de un florecimiento.
Y
si se van las nubes y los días
son
cosas mías y que no son mías,
no
digo que esté mal ni que esté bien,
pero,
de tantas nubes que se han ido,
ninguna va más triste hacia el olvido
que
un viejo amor, cuando se va también…
PREGÓN
Rafael Alberti
¡Vendo nubes de colores:
las redondas, coloradas,
para endulzar los calores!
¡Vendo los cirros morados
y rosas, las alboradas,
los crepúsculos dorados!
¡El amarillo lucero,
cogido a la verde rama
del celeste duraznero!
¡Vendo la nieve, la llama
y el canto del pregonero!
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