No es, no, de amor la pena que me abruma,
No es de celos la fiebre que me abrasa,
No es de acero el puñal que me traspasa,
Ni es de fastidio mi dolor, en suma:
Es una imagen leve como espuma,
Que vive en mi alma y de mi ser no pasa,
Y que está siempre cual flotante gasa
Suspensa entre mis ojos y mi pluma;
Un vago sentimiento, una memoria,
Mezcla feliz de lágrimas y horrores,
De afán supremo y borrascoso duelo;
La ausencia, en fin del centro de la gloria;
El recuerdo de Cuba y de sus flores,,
Y el adiós de sus palmas y su cielo...
No es de celos la fiebre que me abrasa,
No es de acero el puñal que me traspasa,
Ni es de fastidio mi dolor, en suma:
Es una imagen leve como espuma,
Que vive en mi alma y de mi ser no pasa,
Y que está siempre cual flotante gasa
Suspensa entre mis ojos y mi pluma;
Un vago sentimiento, una memoria,
Mezcla feliz de lágrimas y horrores,
De afán supremo y borrascoso duelo;
La ausencia, en fin del centro de la gloria;
El recuerdo de Cuba y de sus flores,,
Y el adiós de sus palmas y su cielo...
Rafael María de Mendive