Por: Leonora Acuña de
Marmolejo
Hoy es abril y el campo está
arropado
por el manto argentado de la
diva
que aún ve deshojar el lirio
sacro
¡profanando insensato el santo
cáliz!
Del vernal equinoccio es luna
llena
y mi alma vaga estremecida así
recordando que cruento el
sacrificio
fue perpetrado el plenilunio
aquel,
veinte siglos atrás de oprobio
humano
en que la fiera devoró al cordero,
sin comprender que el corazón
sangrante
¡se derretía en dolor para
salvarla!
¡Hoy es abril y tras de mi ventana,
salpicada de sangre veo la
alfombra:
¡aún pasan corderos perseguidos
por la fiera que no se sacia
nunca!